Defendamos Nuestro Derecho Al Placer

       Ante la multiplicación de los fanáticos de la “moral” antisexual, que mantienen una Censura absurda, condenando todo lo Sexual como “malo”, “sucio” o “pecaminoso”, es tiempo de que nos decidamos a hacer algo concreto...

       Aquí ofrecemos tres sugerencias muy simples, pero efectivas y de fácil aplicación:
 

Rechaza El Moralismo Y La Hipocresía Sexual

       Rechaza y descarta de inmediato todo material de corte “moralista” que busque fomentar miedos y frustrar la libre Sexualidad. Deja tu actitud muy en claro ante tus hijos y tus amigos, advirtiéndoles de las publicaciones nocivas y el por qué las rechazas. Y, al hacer esto, no te dejes amedrentar por el “¿qué dirán?”, ni por la beata del barrio.
 

Infórmate Adecuadamente Sobre La Sexualidad Natural

       Adquiere libros y suscríbete a revistas y publicaciones que hablen francamente y sin temores del tema sexual, dejándolas bien al alcance de tus hijos y prestándolas incluso a tus amigos. Acude, igualmente, a Conferencias sobre Sexualidad; pero sabiendo salirte (incluso a la mitad) de aquellas que tiendan a amedrentarte en vez de informarte.
 

Lucha En Forma Activa Por Tu Libertad Sexual

       Apoya todo movimiento y toda publicación que respalde la Libertad Sexual. Busca además —por todos los medios a tu alcance— que se dicten Leyes adecuadas, que respeten plenamente la Libertad Sexual (tanto en lo individual como en lo familiar) a fin de que tú puedas disfrutar de una Sexualidad satisfactoria... y formar a sus hijos en la misma sana actitud al respecto del Sexo.

¡De Ti Depende El Futuro!

       Si tú deseas poder tener una vida sexual plena y satisfactoria, dejando atrás los traumas y tabúes que ahora nos ahogan en neurosis y que impiden que nuestros niños desarrollen en forma sana su natural sexualidad, el momento de actuar es justamente ¡AHORA! (después... puede ya ser tarde).

¡Únete a la Lucha!
(y muéstralo y demuéstralo claramente).

 

¡CUIDADO!
La “Santa” Inquisición... ¡sigue viva y activa!

 Artículo publicado en el Diario El Chato

29 de Mayo de 1999