
Deben descartar posibilidades, ya que el problema puede ser físico o psicológico, por lo que es aconsejable que se chequee con un médico.
Si el origen es físico, generalmente está relacionado con lesiones de los nervios o vasos sanguíneos que suministran la sangre al pene para su erección, y el médico le dará un tratamiento a seguir.
Si la causa es psicológica o emotiva como el cansancio, el sentimiento de culpa, el miedo a fallar, las preocupaciones económicas, la depresión o el estrés, ahí es donde tú juegas un rol de vital importancia, ya que él necesita toda tu comprensión y apoyo.
La comunicación es vital. Busca el momento oportuno para conversar del tema, una ocasión en que él esté relajado y dispuesto a hablar de lo que le pasa. Hazlo sentir en confianza.
Cuando estén en la cama y el no responda, no lo presiones a que pruebe de nuevo, eso sería contraproducente; más bien ofrécele un buen masaje, en esos momentos él necesita relajarse.
Proponle que te acaricie y te haga el amor con su boca. El sexo oral es una buena alternativa, ya que al verte gozar y darte un orgasmo, reforzará su confianza en sí mismo y la próxima vez se animará a más.
Los preliminares son importantes porque con el juego previo ambos se excitarán. Acaricia suavemente sus genitales, estimúlalo con tu boca, bésalo suavemente, usa tu lengua y recorre sus testículos, esto pude activarlo y producirle una erección.

Si está cansado o preocupado invítalo a salir, programa un viaje relámpago... rompe la rutina.
Lo importante es que estés con él en las buenas y en las malas y, sobre todo, que sepa que puede contar contigo.
eso intento, pero a veces me siento muy frustrada.
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