viernes, 31 de enero de 2014

Los Orígenes de la Violencia


     Recuerdo cómo me espanté cuando, a mediados de los 80, se transmitió por televisión peruana, a nivel nacional y en horario vespertino, escenas en vivo de la toma del Penal del Sexto y de cómo los presos mataban a los rehenes, mientras que a la película Romeo y Julieta de Franco Zeffirelli, la Censura le amputó la noche de bodas porque la consideraron pornográfica, cuando en realidad era una escena muy bien realizada y muy artística. Peor aun fue el caso de la cinta Calígula, a la cual le amputaron las escenas de sexo... pero le dejaron todas las escenas de violencia... ¡¿Qué tipo de censura es ésta?!

     Es tiempo de que los padres dejen de preocuparse por la cantidad de escenas de sexo que ven sus hijos y comiencen a preocuparse por la violencia. ¿Cuántas escenas ven sus hijos, en que la vida humana no vale nada, en que se mutila, se destroza y se mata, sin que pase realmente nada?

     En la década de los 60, John Lennon y su esposa Yoko Ono, aparecieron desnudos en un poster con el letrero: "El sexo no es obsceno, la violencia sí". Algo similar planteaban los Hippies, al propugnar "Hagamos el amor, no la guerra".

     Nuestra "civilización" –entre comillas, porque no sé qué tan civilizados somos– nos enseña a rechazar el placer y aceptar el dolor. Permítanme un ejemplo muy simple, imaginemos que estamos en una mesa, comiendo todos juntos y, de pronto, me sirven algo que me gusta mucho y comienzo a saborear, disfrutando visiblemente y poniendo cara de placer... todos los demás comensales comenzarían a mirarme desaprobadoramente. En cambio, si en la misma mesa y en las misma circunstancias, yo me cojo el estómago y comienzo a hacer gestos de dolor y a quejarme, todos me compadecen y acogen. El dolor es permitido, el placer es sancionado.


     Desgraciadamente, en los niños, este tipo de enseñanzas, produce que se asimile mal el mecanismo de placer-dolor y se canalice en forma negativa y si a esto sumamos la represión de los censores y la religiosidad mal entendida que muchas veces enseña que el placer es pecado, que sólo el dolor purifica y que disfrutar demasiado está prohibido, se llega a producir –en especial en lo sexual– la asociación de "lo placentero es malo".

     Y es aquí donde surge el problema, ya que en la mentalidad del niño, que recién está en desarrollo, suele producirse una confusión que invierte esta ecuación y termina pensando "entonces... lo malo es placentero" y en lugar de buscar el placer a través del Eros, busca el placer a través de lo prohibido.

     Una persona sexualmente satisfecha, no es violenta. La violencia surge, primordialmente, ante una falta de satisfacción sexual que tiene directamente que ver con una falla de los mecanismos de placer. La persona debe ser capaz de aceptarse a sí misma tal y como es, comenzando por valorar su propio cuerpo y, obviamente, su propia sexualidad. En la medida en que la persona se acepta, puede tener una auto valoración y una dignidad positiva que le da una personalidad equilibrada. Pero si la persona no se acepta, no acepta su cuerpo, no acepta su propia sexualidad y no acepta el placer como algo sano y natural, toda esa fuerza se descontrola y se transforma en violencia.

     Desgraciadamente, hemos caído en el absurdo de intentar suprimir el sexo y aislarnos incluso de nuestro cuerpo y nuestras necesidades naturales y hemos terminado censurando hasta el lenguaje, llegando al punto de que resulta casi imposible hablar de sexo claramente. Pero, comprendamos las consecuencias de esto: Imagínese que a su hijo lo aísla de todos los gérmenes y lo hace crecer en un ambiente sellado, totalmente libre de bacterias que pudieran enfermarlo, lo que está haciendo, a largo plazo, es matarlo, ya que el día en que saque la cabeza para respirar, caerá muerto porque no habrá desarrollado los anticuerpos que le permitan sobrevivir. No podemos aislarnos de la realidad y en lo sexual, esto es crítico, ya que provoca neurosis.

     Mientras más limitemos el natural instinto del placer y la aceptación del placer, tendremos más agresividad y más violencia. Si se pierde el Eros, comienza a actuar el Thanatos.


lunes, 13 de enero de 2014

Solucionando la eyaculación precoz • 2ª Parte


La eyaculación precoz puede ser causada por la represión o falta de información sexual, presión por parte de la pareja, un ambiente familiar problemático, ansiedad, estrés, miedo al fracaso o dificultad en controlar los estímulos. También puede ser producto de la depresión, expectativas poco realistas sobre su capacidad sexual o una falta generalizada de autoconfianza.


     En la Primera Parte nos centramos en técnicas de aplicación personal, en esta Segunda Parte veremos otras que requieren la colaboración de la pareja.

    Aparte de las técnicas descritas en nuestro artículo anterior, lo más efectivo es tener una pareja comprensiva, que no presione ni exija, sino que colabore en la recuperación con la debida paciencia y amor. Lo más importante a comprender es la imperiosa necesidad del apoyo de la pareja si es que el hombre ha de vencer su problema de eyaculación precoz.

    Lo primero a hacer, en este caso, es tener relaciones sexuales no coitales… Me explico: Coordínate con tu pareja para estar ambos totalmente desnudos, acariciándose y besándose –por todo el cuerpo– pero sin sentirse en absoluto obligados a llegar a la penetración (si bien no estaría "prohibida" ni mucho menos). La idea es acariciarse el uno al otro de modo que el hombre aprenda a disfrutar de excitar a su pareja durante el máximo tiempo posible, sin llegar a perder el control en ningún momento.

    Una vez que se ha logrado esta primera meta, se puede pasar a la "Penetración Pasiva", recomendada por los Doctores Masters y Johnson.

    La técnica concretamente, es la siguiente: El hombre se acuesta de espaldas y se relaja lo más posible, siendo estimulado por la mujer (con manos y boca) hasta lograr una erección satisfactoria. Entonces, la mujer monta sobre el hombre, penetrándose ella misma (sin que el hombre haga ningún esfuerzo en especial) y comienza a moverse muy pausada y rítmicamente pero cuidando de no sobreexcitar a su pareja. Si el hombre siente que se está aproximando al "Punto sin Retorno", le avisará a la mujer y ésta se quedará quieta unos momentos hasta que el hombre le indique que pasó la urgencia y ella pueda reanudar sus movimientos.

    En caso de que el hombre sienta que el estímulo ha sido demasiado fuerte, aunque la mujer se haya detenido, se puede recurrir a la "Técnica del Apretón", que consiste en que la mujer se retire y "exprima" (sin exagerar) el glande, manteniéndolo presionado durante unos 10 ó 15 segundos a fin de reducir la urgencia y frenar la eyaculación.

    Lo más importante en todo esto es recordar que la única forma de vencer la eyaculación precoz es aprendiendo a relajarse y disfrutar en vez de esforzarse en "cumplir".

Ábrete a amar y a hacer gozar a tu pareja… ¡y olvídate de todos los problemas!

jueves, 2 de enero de 2014

Solucionando la eyaculación precoz • 1ª Parte




La eyaculación precoz es la falta de control eyaculatorio al punto que interfiere con el bienestar sexual y emocional de uno o ambos amantes. Hay varios grados de eyaculación precoz:
El más leve es cuando el hombre eyacula entre los 2 y 5 minutos luego de comenzar el bombeo.
El más severo se da cuando el hombre eyacula a los pocos segundos de penetrar o, peor aún, antes de introducir el pene en la vagina.
 
     En esta primera parte nos centraremos en técnicas de recuperación que uno puede aplicar por sí mismo, sin requerir de nadie más.
 
     El sistema más simple, práctico y efectivo a aplicar es lo que alguien ha dado en llamar la "terapia masturbatoria", la cual procedemos a describir:
 
     El hombre debe comenzar a auto estimularse hasta obtener una erección satisfactoria, mientras –en su mente– desarrolla fantasías relacionadas con sus actuales relaciones sexuales (pero visualizándolas en forma plenamente satisfactoria).
 
     Una vez obtenida la erección, el hombre debe relajar un poco su estímulo, aflojando la mano y reduciendo al mínimo sus movimientos, pero sin soltar realmente su pene y, sobre todo, sin dejar de visualizarse disfrutando sexualmente.
 
     Esta pausa se debe mantener hasta que la erección comienza a perderse, momento en el cual debe reanudarse la auto estimulación a fin de recuperarla. Este alternar de estímulo y pausa debe repetirse, una y otra vez, cuidando de durar algo más cada vez, a fin de "educar" la respuesta sexual.
 
     Es importante, durante todo este ejercicio, centrarse exclusivamente en lo que se está haciendo, motivo por el cual debe simplemente anotarse la hora de inicio y recién al final preocuparse de ver el tiempo empleado (en vez de estar pendiente del reloj, lo que anularía todo el efecto).
 
     La parte crítica de todo este asunto es el reconocimiento del "punto sin retorno", esto es, el punto en el cual ya no puede impedirse el llegar a la eyaculación.

    En la medida en que pueda reconocerse este punto, el hombre puede "frenar" antes de llegar al orgasmo, alargando así su duración en lo sexual.

La doctora Carol Atman nos dice en su libro Autoterapia Sexual...
No importa cuál sea su edad, o el estado de su cuerpo, podrá obtener un mayor placer del sexo, y se sentirá más como una persona, cuando haya aprendido a controlar sus músculos sexuales.
Cuanto mayor sea el dominio que tenga sobre ellos, tanto más placer puede brindar a su pareja. El control de esos músculos le permitirá ser una persona más expresiva sexualmente. Es algo fácil de lograr, y que resulta enormemente útil y excitante.

      En el momento en que el hombre se excita, se produce –espontáneamente– una oscilación de los testículos… para ser más claros: El escroto (la bolsa de los testículos) se contrae y afloja en un ritmo creciente, haciendo que los testículos se acerquen al cuerpo y luego vuelvan a descender, pegándose más y más en cada oscilación hasta llegar a "ajustarse" contra la entrepierna.
 
     Éste suele ser el "punto sin retorno" en la gran mayoría de los hombres, de modo que, si el hombre aprende a hacer una pausa en ese momento, habrá solucionado su problema de eyaculación prematura.

     En este sentido, también ayuda el "estirar" un poco el escroto (la bolsa de los testículos) con los dedos para separarla del cuerpo, frenando el proceso.
 
Pruébelo… ¡Realmente funciona!