Para una erección satisfactoria, hace falta una fuerte acumulación de sangre en las arterias y venas, pero las toxinas del tabaco, además de reducir la sensibilidad de las zonas erógenas, constriñen las arterias del cuerpo, dificultando el flujo sanguíneo en el pene y su erección. Si las arterias están obstruidas, resultará extremadamente difícil conseguir una buena erección.
Algunos de los problemas que acarrea el tabaco, aparte de la ya conocida advertencia de producir cáncer, es la eyaculación precoz e infertilidad.
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