Un nuevo enfoque al respecto
de la anatomía femenina
Mujer ¿Conoces tu Clítoris?
Nos referimos a ese simpático botoncito rosado que se asoma tímidamente por entre los pliegues de la parte superior de tu sexo de Mujer…
Es muy pequeñito y, aparentemente, insignificante… pero ¡vaya potencia la del pequeñín!
Él –por sí solito– puede estremecerte y llevarte hasta el borde mismo del desmayo… de puro Placer.
La palabra aparece a inicios del Siglo XVII, si bien el anatomista Mateo Renaldo Colombo (1516-1559), profesor en la Universidad de Padua, afirmó haberlo descubierto ("De re anatomica" 1559), llamándolo "Amor Veneris Vel Dulcedo" ("el dulce amor de Venus"). Dada la longitud (e impracticabilidad) de la denominación, ésta fue reemplazada por el término actual, que proviene del Griego "kleiein", que significa "oculto", "cubierto", "con una funda" o, incluso, "cerrado", en referencia al hecho de que está cubierto por un capuchón (similar a la piel que cubre el glande) y oculto por los labios de la vulva.
En Anatomía estudiaste que todos los órganos de tu cuerpo cumplen una función determinada; pues bien, el Clítoris también tiene su función específica: es tu Órgano de Placer.
Puede ser que aún no te hayas dado ni siquiera el trabajo de conocerlo; si es así (¡qué vergüenza!), hazlo ahora mismo…
Toma un espejo de mano, busca la intimidad de tu propio dormitorio, descúbrete y échale una buena mirada. Deberías aprovechar la ocasión para acariciarlo suavemente por unos momentos, así verás cómo él –siempre tan agradecido– te responderá de inmediato transmitiéndote su calorcito tan característico.
Después de todo… él es tu mejor amigo, aunque tú no le hayas prestado atención todo este tiempo. No hay que olvidar que tu vida sexual –tu vida de Mujer– depende casi completamente de él y de cómo lo trates o ignores.
El clítoris es el único órgano exclusivamente sexual porque el pene también sirve para orinar y la vagina para el nacimiento, pero el clítoris es… puro sexo.
Un problema que suele tener es que a muchas mujeres se les ha (casi) perdido entre una maraña de pelos, lo cual, definitivamente, no es de lo más higiénico… por algo en todos los hospitales afeitan completamente la vulva de las mujeres no sólo para intervenciones quirúrgicas, sino incluso de aquellas que van a dar a luz.
Pero hay algo más: ¿Sabías que en Oriente las mujeres se depilan, no sólo por higiene… sino para poder así sentir un placer más intenso y duradero? Créeme, ¡hace diferencia!
Pero no es cosa de simplemente descubrirlo y saber que está allí… Como dirían los médicos, "la función hace al órgano" y tu clítoris no es una excepción.
El clítoris es más pequeño que el pene, pero tiene igual número de terminaciones nerviosas sensitivas, por esto es, posiblemente, más sensible que el pene.
Esperamos que –siquiera– te habrás dado cuenta de que la calidad de tu relación de pareja depende en mucho –por no decir en todo– de lo capaz (o no) que seas de expresar libremente el amor que tú sientes por él, y la clave para expresar ese amor en forma plena está en desinhibirte (del todo) en lo sexual hasta ser capaz no sólo de no avergonzarte, sino de disfrutar la aventura de tu cuerpo al entregarte a quien amas para gozo de ambos.
Pero el vencer tus trabas sexuales no sólo mejorará tu relación de pareja... Pronto te darás cuenta de que te sientes mucho más segura de ti misma y que quienes te rodean te encuentran de mejor humor, pues una sexualidad sana es la base de una adecuada calidad humana.
En la medida en que vas dejando atrás tus prejuicios y temores y aprendes a satisfacerte, tu vida va abriéndose a nuevas dimensiones de placer... no sólo en lo sexual.
El clítoris es un pequeño atleta del placer; pero, si no se entrena, no podrá ganar competencia alguna. De ti depende el entrenarlo diariamente para que pueda brindarte todo el placer del que es capaz… ¿te atreverás a entrenarlo?
¡La sexualidad humana es erótica y no simplemente reproductiva! Prueba de ello es que en la mujer el clítoris es exterior, a diferencia de todos los demás mamíferos en que el clítoris se halla oculto en el interior de la vagina. El resultado que produce esta diferencia es que, mientras en las demás hembras hay un período de celo, que es el único en que la sexualidad despierta buscando una penetración profunda que lo alcance y propiciando así la reproducción, en la mujer el deseo sexual se mantiene constantemente activo (incluso durante la menstruación) y su sexo se mantiene bien dispuesto al placer –aunque no haya penetración– sin estar sujeto a temporadas fijas de celo, que marcan el tiempo de la reproducción.
Y, si quieres verlo desde el punto de vista religioso, los mismos Dioses que crearon las religiones fueron los que pusieron el clítoris, el órgano del placer, entre las piernas de la mujer... ¡y lo pusieron fuera!